Aún es por la mañana. Estoy en la playa del oeste, la Playa
de la Media Luna, o eso me dijo T. Hace un rato uno de los robots me ha traído
una pequeña mochila con un mensaje holográfico de T: no puedo enseñársela a
nadie. En su interior había un mapa, una brújula, un cuchillo, algo de comida
enlatada, una manta… ¿Y por qué no puedo enseñárselo a los demás? ¿Es que ellos
no tienen derecho a sobrevivir en la isla?
He intentado comunicarme con T a través del robot, pero éste
me ha ignorado completamente y se ha largado dejándome con la palabra en la
boca. ¡Joder! No entiendo nada de nada.
Empiezo a ver movimiento en la playa… Me acercaré
sigilosamente y me quedaré observando desde un árbol a ver qué ocurre.
[Un rato más tarde]
Se han despertado tres. Los dos que se ven más jóvenes y uno
algo más mayor con barba. No recuerdo sus nombres. Todos al levantarse se han
mirado aturdidos, como es normal, sin saber dónde estaban. Uno de los chavales,
el del pelo negro, ha empezado a gritar que si todo esto era una broma. Los
otros dos se han mirado extrañados y han tardado en ver la nota pegada al árbol.
Cuando lo han leído, el ánimo del más joven se ha contagiado a sus compañeros.
El resto de personas siguen dormidas, inconscientes o en el
estado que sea que han llegado a la isla. Tal vez debería acercarme a ellos y
echarles un cable o algo…
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