T no se ha movido en toda la noche.
Abrió un momento los ojos cuando la noche era ya profunda.
Yo no era capaz de dormirme sintiéndome tan mal como me sentía. Creo que mi
deuda ha crecido, y mucho. Por ello no pude negarme.
Se quitó la máscara y empezó a hablarme con un hilo de voz
tan débil que tuve que acercarme a ella para entender qué decía. En resumidas
cuentas, me pidió un favor, uno realmente importante. Dadas las circunstancias,
ella no estaría lista para recibir a los juguetes. Tendría que hacerlo yo. Me
explicó todo el procedimiento como pudo antes de caer exhausta.
La cuestión es la siguiente. En apenas unas horas, varios
helicópteros aparecerán. Yo tendré que estar en la playa del este esperando los
primeros vehículos. Ahí será depositada la primera carga de “juguetes”. Una vez
estén todos colocados como dictan los informes que me han ofrecido los robots,
Kai aparecerá y me transportará a la otra punta de la isla, donde el resto de “juguetes”
aparecerán también.
Otra de mis tareas será colocar en los árboles más próximos
unos anuncios, o algo así, en los que se explican las normas del juego. No sé
por qué todo esto empieza a inquietarme demasiado. ¿Qué son en realidad esos
juguetes…?
Es la hora. Me despediré debidamente de T y partiré hacia la
playa. A partir de hoy todo cambia. Es el comienzo de… Algo.
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